La ignorancia es atrevida y se combate con el conocimiento, pero como dijo el filósofo inglés Karl Popper: “la ignorancia no es la ausencia de conocimiento, sino la negativa a adquirirlo”. Esto es muy preocupante. Contra el ignorante que presume de saberlo todo y desprecia lo que ignora, despreciando también al otro, hay que fomentar (como dijo Rawls, 2006) considerar toas las posibles situaciones como potencialmente propias para actuar racional y justamente. Lamentablemente no lo hacemos y mucho menos , en estos días, con el colectivo musulmán, especialmente con las mujeres que llevan velo. ¿De qué sirve que en debates televisivos inviten a mujeres musulmanas si luego no estamos informados a la hora de llevar un debate y les soltamos nuestros prejuicios como si fueran verdades absolutas de las que deban defenderse?
En los últimos días no ceso de presenciar debates en las redes sociales sin mucha base con muy poca autocontención o filtro. Son realmente alarmantes, pero es la ignorancia la que está camino de convertirse en una verdadera pandemia. Hace unos días, una amiga me re-envío un video, horrorizada por el contenido del mismo. En él, Carlos Navarro, apodado “el Yoyas” (ex concursante de Gran Hermano) profería insultos racistas y islamófobos a una mujer musulmana catalana: "(...) a ver tu DNI, a ver tu DNI, ¡Tu sangre!, ¡Anda vete a rezar!, ¡Anda a la Meca!, ¡Que tires pa la Meca!, ¡Anda a la mierda…(...)" Esto ocurrió durante una tertulia emitida en horario protegido pero que data del año 2011. Aunque el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) impuso una multa al Canal Català por falta de respeto hacia la dignidad humana y los valores constitucionales, lamentablemente, esos vídeos siguen circulando y están disponibles en las redes.
En estos días también se han ensañado televisivamente con otra mujer llamada Miriam Hatibi, una joven musulmana nacida en Lérida y portavoz de IBN Battuta. En la entrevista que se le hizo desde el programa «Las mañanas» de TVE, Silvia Jato, entre otras cosas, cuestionó que estuviera integrada «por el simple hecho» de llevar velo.
Cuando juzgamos a todas las mujeres musulmanas que llevan el velo, se ha de tener en cuenta la heterogeneidad del Islam. Actualmente su uso está desigualmente extendido según los países y la significación de su uso también es diferente, yendo desde la imposición en el caso de los integristas a una opción voluntaria de las mujeres, como expresión de su fe y de su sumisión a Dios (al igual que las monjas, pero nadie cuestiona esto), o como símbolo identitario de grupo. Como dijo Mernissi, el velo nunca ha representado un obstáculo para las mujeres magrebíes en su camino hacia la emancipación, lo ha sido la lectura histórica del Corán, y concretamente la elección de unos "hadices" (palabras y hechos atribuidos al profeta Mahoma), los de corte más conservador, los que han hecho triunfar una visión misógina e interesada en la mayor parte del mundo musulmán. Pero la imagen que los medios occidentales ofrecen de la mujer velada responde a un paradigma culturalista que refuerza la polaridad entre el islam y Occidente como dos modelos sociales opuestos donde uno es el retrasado que debe adaptarse al otro, que es el moderno. Habría que ver si la iglesia católica es tan moderna y si no tiene cosas también que pulir y reformar e incluso condenar de forma más abierta y contundente, pero bueno…
Lo importante es que hay una generación entera de mujeres musulmanas que están luchando por hacerse escuchar y por reformar un Islam desde dentro para compatibilizarlo también con sus valores occidentales. El testimonio que mejor refleja esta lucha, es el de Mouna, una gran amiga en el arte y en la vida que tiene 22 años, que nació en Bilbao, que lleva el velo, y ama la moda, y la fotografía y estudia diseño en la Universidad de Pamplona. En un proyecto fotográfico que hice para la fundación Ellacuría, financiado también por el Gobierno vasco, recogí lo siguiente:
“Vivo en una dualidad: soy una marroquí nacida en España y profeso la religión musulmana. Pero no comparto del todo ni la cultura marroquí, ni la española. Soy tradicional, pero progresista, practicante, creyente pero libre, modesta pero sensual, amante del arte y de la moda. Soy todas esas cosas que en nuestra sociedad actual no encajan o no congenian o se ven contradictorias o imposibles de combinar…pero sin ellas me siento completamente perdida (...)”.
Muchos grandes imperios han caído desde dentro, por su propia degradación interna, debido al abandono de la educación y de la ciencia en beneficio de los mitos y, ahora diría, que de los rumores y prejuicios. No dejemos que la ignorancia nos destruya como civilización. Sigamos contrastando las noticias que nos llegan, leyendo, educándonos y ejerciendo el respeto por el otro, el diferente, y por conocerle. Porque “cuando cambias la forma en las que ves las cosas, las cosas que ves cambian”, Wayne Dyer.
En los últimos días no ceso de presenciar debates en las redes sociales sin mucha base con muy poca autocontención o filtro. Son realmente alarmantes, pero es la ignorancia la que está camino de convertirse en una verdadera pandemia. Hace unos días, una amiga me re-envío un video, horrorizada por el contenido del mismo. En él, Carlos Navarro, apodado “el Yoyas” (ex concursante de Gran Hermano) profería insultos racistas y islamófobos a una mujer musulmana catalana: "(...) a ver tu DNI, a ver tu DNI, ¡Tu sangre!, ¡Anda vete a rezar!, ¡Anda a la Meca!, ¡Que tires pa la Meca!, ¡Anda a la mierda…(...)" Esto ocurrió durante una tertulia emitida en horario protegido pero que data del año 2011. Aunque el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) impuso una multa al Canal Català por falta de respeto hacia la dignidad humana y los valores constitucionales, lamentablemente, esos vídeos siguen circulando y están disponibles en las redes.
En estos días también se han ensañado televisivamente con otra mujer llamada Miriam Hatibi, una joven musulmana nacida en Lérida y portavoz de IBN Battuta. En la entrevista que se le hizo desde el programa «Las mañanas» de TVE, Silvia Jato, entre otras cosas, cuestionó que estuviera integrada «por el simple hecho» de llevar velo.
Cuando juzgamos a todas las mujeres musulmanas que llevan el velo, se ha de tener en cuenta la heterogeneidad del Islam. Actualmente su uso está desigualmente extendido según los países y la significación de su uso también es diferente, yendo desde la imposición en el caso de los integristas a una opción voluntaria de las mujeres, como expresión de su fe y de su sumisión a Dios (al igual que las monjas, pero nadie cuestiona esto), o como símbolo identitario de grupo. Como dijo Mernissi, el velo nunca ha representado un obstáculo para las mujeres magrebíes en su camino hacia la emancipación, lo ha sido la lectura histórica del Corán, y concretamente la elección de unos "hadices" (palabras y hechos atribuidos al profeta Mahoma), los de corte más conservador, los que han hecho triunfar una visión misógina e interesada en la mayor parte del mundo musulmán. Pero la imagen que los medios occidentales ofrecen de la mujer velada responde a un paradigma culturalista que refuerza la polaridad entre el islam y Occidente como dos modelos sociales opuestos donde uno es el retrasado que debe adaptarse al otro, que es el moderno. Habría que ver si la iglesia católica es tan moderna y si no tiene cosas también que pulir y reformar e incluso condenar de forma más abierta y contundente, pero bueno…
Lo importante es que hay una generación entera de mujeres musulmanas que están luchando por hacerse escuchar y por reformar un Islam desde dentro para compatibilizarlo también con sus valores occidentales. El testimonio que mejor refleja esta lucha, es el de Mouna, una gran amiga en el arte y en la vida que tiene 22 años, que nació en Bilbao, que lleva el velo, y ama la moda, y la fotografía y estudia diseño en la Universidad de Pamplona. En un proyecto fotográfico que hice para la fundación Ellacuría, financiado también por el Gobierno vasco, recogí lo siguiente:
“Vivo en una dualidad: soy una marroquí nacida en España y profeso la religión musulmana. Pero no comparto del todo ni la cultura marroquí, ni la española. Soy tradicional, pero progresista, practicante, creyente pero libre, modesta pero sensual, amante del arte y de la moda. Soy todas esas cosas que en nuestra sociedad actual no encajan o no congenian o se ven contradictorias o imposibles de combinar…pero sin ellas me siento completamente perdida (...)”.
Muchos grandes imperios han caído desde dentro, por su propia degradación interna, debido al abandono de la educación y de la ciencia en beneficio de los mitos y, ahora diría, que de los rumores y prejuicios. No dejemos que la ignorancia nos destruya como civilización. Sigamos contrastando las noticias que nos llegan, leyendo, educándonos y ejerciendo el respeto por el otro, el diferente, y por conocerle. Porque “cuando cambias la forma en las que ves las cosas, las cosas que ves cambian”, Wayne Dyer.